Me gustaría que partieras definiendo tu trabajo: ¿cineasta, documentalista, audiovisualista, videasta?
“Siempre digo lo mismo, cuando me acerqué a lo audiovisual estudié cine. Me crie en los años 90 en ese mundo de la película, con cámaras de cine, no el video de hoy, que obviamente es más democrático. Así que soy un cineasta pero hoy en formato digital por un tema de costos”.
-¿Cómo te has formado para ejercer esta profesión?
“Tuve una educación técnica, aprendí a hacer cine, pero lo intelectual, lo cultural lo aprendí en otros lugares, en forma autodidacta. Uno anda por la vida leyendo, además en ese tiempo no había dónde estudiar. Y luego empecé a hacer y la práctica me ha dado mucho de conocimiento. Lo otro viene en el ADN (ríe) porque lo que “natura non da, Salamanca non presta”.
-Has dicho que la región de Coquimbo es tu musa para tu trabajo en cine. ¿Sigues pensando así?
“Yo creo en la gente de la región, en los comuneros, los campesinos, en la gente común más que en sus autoridades que son los que no me tratan bien. No solo a mí, creo que debe haber varios más, pero la gente no habla”.
Háblanos de algunos de tus trabajos, por ejemplo, de Chapilca, ¿cómo surgió la idea, cómo lo realizaste y cuál fue su repercusión?
“Gastón Castillo –investigador del Museo Arqueológico de La Serena- me dijo ´hay algo que está en el Valle de Elqui con lo que no se ha hecho nada, no se ha sacado nada’. Creo que mucha gente sí lo había estudiado pero no encontré un documental. Me fui allá a mirar, a saber de qué se trataba y me zambullí allí en ese mundo de la gente que teje. Me hice amigo de la señora Alicia y le encargué una pieza –pagada- para poder filmar el proceso que demoró seis meses. La idea era registrar esa técnica que ya no la quieren hacer, del teñido de amarras, una técnica precolombina que entiendo la usan también los mapuches y los pueblos incaicos”.
¿Cómo se financió Chapilca?
“Fue un FONDART, pero fue tan poco dinero que le puse “Producciones la bolsa blanca” (ríe) porque usaba una bolsa plástica blanca para cargar mi cámara, era tan poca plata que tuve que trabajar solo, no se podía pagar a nadie más. Me venía de Santiago en bus a La Serena, tomaba otro bus a Chapilca y me alojaba allá mientras filmaba”.
¿Cómo repercutió ese trabajo?
“Fue bastante difundido, incluso en 2004 me invitaron a la India para llevarlo a un Festival de cine que la UNESCO financia en Nueva Delhi, el Forum-doc. Yo lo subtitulé en inglés y se mostró allá, yo no fui pero envié el documental y también se mostró en la Cineteca nacional (Santiago) y en la revista Le Monde Diplomatique”.
Y qué nos puedes contar de ‘Trashumantes’ que recibió un premio en Francia.
“Sí, me dieron un premio en Francia y tuvo repercusión para los actores que son de la comunidad agrícola de Olla de Caldera (zona rural de La Serena). Me llamaron de una universidad inglesa para que les pasara el documental y al mismo tiempo querían que dos de ellos fuera a África y viajaron Jorge Villalobos y otra persona a un congreso de pastores. Ese es el documental que más se ha mostrado por el mundo, en Brasil, España, México, etc.”
Hay un trabajo que realizaste con entrevistas a escritores de la región, Invisibles, ¿crees que los ayudó para darse a conocer?
“Sí, las muestras que se hicieron no fueron muchas, pero en la medida que fue mencionado en los medios se fue conociendo más. Por ejemplo en Ovalle se formó después la agrupación Liq Mallin y luego otra persona de allá hizo un trabajo parecido. Los documentales funcionan desde el punto de vista social, son muy buenos para abrir el espectro de conocimiento. Y los entrevistados -12 escritores de las provincias de Choapa, Limarí y Elqui- se encargaron de difundirlo. Fue bueno, nunca se había hecho, yo creo que voy adelante en esta cuestión. Sirvió para acercar esa poesía a la gente común. Mostré a los poetas como gente normal porque en las entrevistas yo iba a sus casas, los grababa en su cotidiano, fue algo simple”.
¿Hay algún otro documental al cual te quieras referir, por ejemplo “Norte chico, silencio grande” o “Embrujos del Choapa”, “El viaje de María” u otro?
“El de Taucán es un documental con el cual gané un premio en el Festival de cine de Viña del Mar, el más antiguo de Chile. Fue un gran estímulo. A Taucán, el músico José Francisco Valdivia Taucán, lo conocí cuando yo estaba haciendo el documental “El viaje de María”, fuimos –con María Campillay- a la casa de él en Illapel y estaba esperándonos. Hicimos una amistad y le dije que quería hacerle un documental. Él no se entregó totalmente porque tampoco creía, nunca le tomó el peso a lo que significaba la imagen, y ha reconocido después que pudo haber tocado más, pero resultó un buen trabajo que recibió un importante premio”.
-¿Se puede llevar a cabo una obra documental sin un equipo de trabajo, solitariamente?
“Sí, no limita y de repente es mejor. Hay documentalistas que trabajan en la misma línea del cine etnográfico y lo hacen solos. Te da intimidad con el entrevistado, puedes hablar, se entrega, no hay limitaciones. Y uno tiene que darse cuenta si es el momento para grabar o no, si hay que seguir su vida diaria, en fin, son cuestiones que uno aprende con la experiencia”.
-Tú has sido, en general, una voz crítica a las políticas públicas en cultura. ¿Cuál es tu principal crítica?
“Creo que aquí no se respeta a los artistas, no hay ningún respeto hacia nosotros de parte de las autoridades. Tuvimos en Ovalle una reunión con Liq Mallín a la cual asistió una autoridad regional y aprovechamos la oportunidad para plantear nuestra posición y su respuesta fue que a mí porque los critico enviando cartas al diario, no me van a dar recursos. ´Aunque mande mil veces sus críticas no le vamos a dar nada’, me dijo. Una autoridad no nos puede tratar así, nosotros los artistas no somos empleados de ellos, ellos son empleados nuestros. Hay una visión totalmente tergiversada de la realidad. Eso es abuso de poder. En otras circunstancias, en otro lugar, deberían ser juzgados”.
-Qué otro elemento tienes en tu visión.
“No saben quiénes somos, no saben cuántos somos, no saben qué hacemos…”
Pero se han elaborado varios catastros de artistas.
“Pero es para la estadística, no se contempla la calidad de nuestro trabajo. ¿Qué significa que un documental mío lo exhiba en Santiago en la Cineteca nacional? O que lleve un documental a India, ¿qué estoy llevando? La imagen de acá, lo que somos, a eso no se le toma el peso, no es parte de la ficha. Entonces critico la falta de visión y de tomarle el peso al trabajo”.
Últimamente te manifestaste contra la nominación del Premio regional de cultura que ha hecho el CNCA de Coquimbo. ¿En qué se basa tu opinión?
“Nadie sabe quién es la persona a la que se le dio (Jorge Barahona). Hace dos años se lo dieron a Taucán, pero él tiene una trayectoria, ha sido capaz de sobrevivir de su música y la ha llevado a Europa, ha estado en diversos países de América Latina. Él se lo merecía, pero a este otro no lo conoce nadie. Debería haber más rigurosidad con eso. El artista plástico (Daniel) Palominos pidió información, a él sí deberían darle el premio. Otro candidato fue Mario Banic (escritor de Ovalle) que también lo merecía”.
Ahora estás empeñado en el proyecto “Rugendas, crónica documental de una travesía” sobre el pintor alemán Johann Moritz Rugendas (1802-1858). ¿Cómo te ha ido?
“Me ha ido mal, pero ahora tengo una plata para empezar el proyecto. Con estos recursos de FONDART voy a poder seguir los pasos de este pintor, podría recorrer el camino que tomó, él desembarcó en Coquimbo, fue a Andacollo donde pintó un óleo y unos dibujos, de ahí se pasa a Huamalata, de donde dejó siete u ocho dibujos. También hay otros de una hacienda del Limarí y llega hasta Illapel, de donde hay otro dibujo. Voy a poder recorrer esos lugares e identificar lo que me interesa para hacer un documental y voy a hacer un librito donde van a estar las láminas de esos dibujos y pinturas”.
¿Por qué es tan importante Rugendas a tu juicio?
“Porque es el primer registro visual de la región. Los dibujos que usa (Claudio) Gay (1800-1873) son los de Rugendas y Conrad Martens (que vino con Charles Darwin (1809-1882) tampoco hizo dibujos de acá, salvo unos al interior del Choapa. Ellos venían de paso, pero Rugendas se quedó y ¿quién se iba a interesar por Coquimbo en esa época? Él venía de Alemania y yo me pregunto cómo sería esto cuando él vino. Esto es lo que a mí me intrigó”.
¿Tu periplo debería terminar en el Museo de Alemania donde están las obras de Rugendas?
“O empezar. Yo estaba pidiendo recursos al Gobierno regional para viajar con un pequeño equipo, de dos o tres personas, ir a su casa, grabar, ir al museo y hablar con el director y empezar allá la película y desde allá llegar a Chile y hacer este recorrido del cual he hablado. Pero el gobierno en vez de darme plata para eso le asignó recursos a un rodeo, eso es lo que me da rabia. Porque lo que quiero hacer es valioso, es historia, es patrimonio”.
¿Por qué te sientes convocado al rescate del patrimonio regional?
“Voy a hacer un rescate de ese material de nuestra historia y se lo vamos a presentar a la gente para que vea cómo éramos en 1830. La idea es hacer un paralelo: un documentalista del siglo XIX que viene, dibuja, nos retrata – no había máquinas, no había videos- y el otro es el documentalista que viaja hoy. Y entonces reflexionar sobre nuestra situación y el panorama cultural de la región. Rugendas pasa a ser un pretexto o una musa para hablar de nosotros”.
-Cuéntanos de tu idea de recoger fondos para este trabajo mediante un sitio web.
“Es una forma de conseguir plata a través de donantes que tendrán una recompensa luego de ejecutado el proyecto. Es muy difícil, pero estoy intentándolo. Ahí pueden ver un video de lo que pienso hacer. Tengo un plazo de 90 días para esto, así que espero que los lectores colaboren. Pueden visitar el sitio https://fondeadora.com/projects/rugendas para conocer el proyecto”.
-Quienes se interesen en tu trabajo ¿cómo pueden acceder a tu obra? ¿Cómo se contactan contigo?
“Deben ir al sitio www.transhumantes.cl, ahí hay trailers y si quieren comprar una copia me pueden escribir”.
PREMIO MÁS RECIENTE
Olivares obtuvo el Primer Lugar en la categoría Desafío Audiovisual Limarí, con su Cortometraje documental “Agua caída” en el 12º Festival de cine de Ovalle. Este corto de cinco minutos trata del acontecimiento de la lluvia caída luego de una larga sequía en el valle del Limarí. Y puede ser visto en https://www.youtube.com/watch?v=E5DadL_L940
Fuente: diarioeldia.cl