ENRIQUE LABARCA,EXFISCAL REGIONAL: “Ninguna institución que pierde capital humano se puede hacer fuerte”

 
El saliente persecutor jefe se va con la sensación de "haber hecho la pega" y cree que se debe solucionar el hecho que los fiscales regionales que terminan su periodo tengan que irse.Por lo pronto, seguirá ejerciendo en el ámbito privado.

En su último discurso primó la emoción. Tal como había sido la tónica en las últimas intervenciones públicas que tuvo como fiscal regional, el saliente persecutor jefe de la zona, Enrique Labarca, privilegió el agradecer desde lo humano a quienes lo apoyaron en la labor que desempeñó desde febrero del 2008.
Aquel día jueves 4 de febrero, cuando debió dejar el cargo para que asumiera Adrián Vega, los ojos del “duro” Labarca se volvieron a llenar de lágrimas dejando al descubierto una vez más su lado más sensible. Primero habló de los funcionarios. “El capital humano es lo más importante para una institución y debemos fortalecerlo y valorarlo aún más”, dijo ante las autoridades regionales y nacionales, entre las que se contaban nada más ni nada menos que el fiscal nacional Jorge Abbott, quien vino especialmente a la ceremonia de cambio de mando.
Y luego, lo más importante, su familia. Aquella que muchas veces, según él mismo cuenta,tuvo que pagar el precio de la que era una extenuante labor, donde en más de alguna oportunidad tuvo que “llevarse el trabajo para la casa”, sacrificando valioso tiempo con sus seres queridos, sus hijas y su esposa, quienes, sin embargo, orgullosas, dicen no tener nada que reprocharle.
Aplauso cerrado. Llega el momento, y debe traspasar oficialmente el mando. Apretón de manos con Adrián Vega, alguna palabra al oído que no se alcanza escuchar, probablemente deseándole suerte a su sucesor, y allí termina todo. Quince años y ya no hay vuelta atrás. Debe dejar no sólo el cargo sino también la institución en donde hizo prácticamente toda su carrera y donde llegó a lo más alto que se puede llegar a nivel local. Sí, se va, pero, según dice, lo hace con la satisfacción de haber cumplido.
-¿Cuál es la sensación que prima ahora, al término de una etapa en su carrera y en su vida?
“El sentimiento es de una pega que creo que estuvo correctamente hecha. Como dijo don Jorge (Abbott), como dije yo, es indudable que en 8 años crecimos y cambiamos cuestiones que estaban deficitarias y que había que mejorar. También se avanzó en otro conjunto de cosas que hay que resolver por completo luego, como lo es la relación que hay con la víctima y la comunidad, lo que por distintas razones no fue posible hacer en estos ocho años, pero creo que construyendo a partir de lo que se ha ido haciendo y abocándose a los problemas que hay y a los déficit que tenemos como institución podemos ir mejorando. La verdad es que el sentimiento es de haberme ido con la pega hecha, y, tal como lo expuse hoy día a toda mi gente y usando las palabras de Jorge Luis Borges, si pudiera volver, volvería a ser fiscal, ese es el sentimiento”.
-En ese sentido, ¿es una deuda pendiente de la institución el que elementos, personas, que son buenos, que tienen experiencia y que han jugado un rol importante en la Fiscalía tengan que irse? ¿Cómo se puede revertir aquello?
“O sea, hay temas internos que están pendientes. Un tema interno pendiente es nuestra gente. Se nos han ido fiscales regionales notables, como Solange Huerta y otros. Y creo que en una institución que está desde el año 2000 el que la gente se vaya, gente tan valiosa, hace que la institución no se pueda hacer fuerte y siempre esté, en este constante cambiar, perdiendo gente con experiencia, capacidad y profesionalismo. Esto es algo que debe arreglarse de manera urgente. No creo que pueda pasar otro fiscal nacional sin que se solucione de forma efectiva esta situación. Lo hemos planteado muchas veces los fiscales regionales, pero hasta ahora no ha tenido solución, pero esperamos que con el actual fiscal nacional, ya que él no sería beneficiado por algo así, por el tema de la edad y no se prestaría a suspicacias, haya una respuesta institucional a que esta gente podamos utilizarla en áreas importantes para la fiscalía. Insisto, ninguna organización que pierda capital humano valioso se puede hacer grande. Lo único que tiene una institución pública o privada es su capital humano, y cuando uno pierde eso significa que es una institución que nunca se hará fuerte”.

EL FUTURO. Sabe que por el momento no puede retomar una labor de fiscal, lo que lo apasionó desde los comienzos de la Reforma Procesal Penal. Aunque no está de acuerdo, lo asume, y ya tiene definido qué hará a partir de ahora, fuera del Ministerio Público.
No resignará la posibilidad de seguir volcando hacia la comunidad la vocación de servicio que dice haber desarrollado en estos años, y desde el ámbito privado quiere continuar ligado a la justicia y colaborando con las víctimas de delitos.
-¿Qué se viene para usted en el futuro, a partir de ahora?, ¿Cuáles son sus planes?
“Irme al ejercicio privado. Eso lo tengo ya definido. El irme a instalar una cuestión propia y dedicarme al ejercicio de la profesión de abogado, eso nadie me lo puede quitar, y ejerceré tal como lo hice cuando comencé en el derecho antes de la Reforma Procesal Penal, hace más de 20 años”.
-En una de las últimas ceremonias en la que participó como fiscal regional se le vio muy cercano a la gente. Incluso, llamó la atención el efusivo saludo de una vecina que se le acercó y lo abrazó en forma particularmente afectuosa. A uno se le viene a la mente que ese carisma que quedó al descubierto en esta fase final de su ejercicio se podría canalizar postulando a un cargo público. ¿Se le ha pasado por la mente dedicarse a la política?
“Nunca. Jamás se me ha pasado por la cabeza dedicarme a la política. Hay razones legales. Yo no puedo actuar en ninguna elección popular durante dos años después de hoy día. No me lo he planteado y nunca he sido político, al contrario, creo que soy un tipo más bien técnico, entonces la verdad es que nunca se me ha ocurrido y el cariño es porque esas personas que se me acercan son integrantes de juntas de vecinos con las que uno se relaciona en esa parte de la pega que uno hace y que la gente no ve, que tiene que ver con escuchar a las personas, estar con ellas. Esa es una de las partes más bonitas y que más te llenan de este trabajo, pero claro, generalmente no es visualizada y por eso también el común de las personas, o la generalidad nos ve como tipos tan lejanos a los fiscales y en este caso al fiscal regional”.
-Usted mencionaba que en esta labor jugaba un rol fundamental para los buenos resultados la vocación de servicio del fiscal, una que usted demostró tener, de hecho. ¿Cómo va a llenar ese vacío de no poder seguir volcado a ejercer esa vocación?
“Por lo pronto y en este minuto, si me voy a ir al ámbito privado, yo creo que ahí volcaré mi vocación de servicio, que no es algo que puedas dejar de hacer de la noche a la mañana, porque de alguna manera lo llevas dentro de ti, lo aprendes acá, pero es una de las cosas que te llevas. Entonces tenemos pensado, dependiendo de cómo nos vaya, hacer trabajos ad honorem, a las personas que lo requieran y que lo necesiten, en la medida que tengamos la posibilidad de juntar la plata para llevar la comida a nuestras casas y nos permita sobrevivir, porque la intención no es hacernos ricos con el estudio de abogados que pensamos implementar, la idea, te insisto, primero es trabajar porque hay que trabajar como lo tiene que hacer cualquier ciudadano de este país, y segundo, seguir vinculado a esto, pero también servir, servir a la comunidad en lo que uno sabe hacer y en lo que tiene la experiencia”.  
 

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Fuente: diarioeldia.cl