Funcionarios del Hospital San Pablo destacan por su historia, vivencias y desafíos

Durante la pandemia los recintos de salud han adquirido mayor notoriedad, pero lo cierto es que su función al interior de las comunidades ha sido siempre de relevancia a lo largo de la historia.

El nosocomio porteño cumplió 147 años acompañando a los habitantes de la comuna de Coquimbo, pero con desafíos actuales que lo enmarcan como un recinto de atención para toda la región. Desde su creación en el año 1874 cuando se estableció al extremo norte de calle Aldunate y con tan solo 16 camas, 1 médico y un total de 9 funcionarios, hoy en día cuenta con 362 camas, más de 2400 funcionarios y el anhelo cada vez más próximo de concretar un nuevo recinto ubicado en el sector de La Cantera proyectado para el año 2026.

La atención y cuidado a los usuarios está a cargo de personas que nutren al hospital de características únicas, derivadas de las experiencias que cada funcionario vive y ha vivido al interior de la institución.

Es el caso de Luisa Milla, TENS de la Unidad Médico Indiferenciada (UMI) quien relata que lleva cerca de 2 años titulada, siendo el hospital de Coquimbo su primera y única experiencia laboral. Primero en el Servicio de Cirugía y luego en la UMI. “La oportunidad de trabajar aquí ha sido muy linda por la buena relación con mis compañeros, quienes me apoyan y me ayudan a solucionar dudas”. Siendo su primera experiencia profesional, Luisa ha debido enfrentar desafíos que no imaginaba pero que la tienen muy satisfecha, es así como cuenta que “ingresar ahora justo en pandemia, ha sido harto trabajo y muy agotador ya que acá vemos también pacientes COVID+, pero me siento con la camiseta puesta y trabajando en un gran equipo. Esta pandemia me ha permitido aprender como nunca. Ha sido un intensivo de conocimientos y de poner en práctica lo aprendido y sumar conocimientos, lo cual también ha impactado en mi vida personal, pero a pesar de todo hay que seguir adelante trabajando con las mismas ganas”, expresó.

El cambio en las rutinas y manejo de los pacientes con condiciones que no estaban habituados a tratar, a puesto a prueba la tenacidad y vocación de servicio de los funcionarios hospitalarios. Así ha sido para Karen Aguilera, enfermera jefa (s) del Servicio de Neurocirugía y Neurología, quien desde hace 6 años se desempeña en el recinto porteño. “La pandemia ha significado todo un cambio para los equipos. Nosotros pasamos de ser un servicio con cuidados básicos y medios a tener camas críticas de UCI y UTI y todo esto en medio de asumir nuevos desafíos, como fue en mi caso, al llegar a esta subrogancia. Actualmente manejamos pacientes COVID y neuro críticos que antes no veíamos, cuestión que nos ha demandado más trabajo, pero la respuesta de todo el equipo ha sido tremenda. Son pocas las palabras para destacar sobre todo el trabajo hecho por nuestros auxiliares y TENS ya que su respuesta ha sido notable”, enfatizó destacando el gran reto que esto ha significado en lo personal y para todo el equipo del área.

Pero no solo la atención directa de pacientes ha sido crucial para continuar con la misión del Hospital San Pablo, en un tiempo donde para todos la vida se ha tornado diferente. Eso bien lo sabe Rosa Torres, administrativa de la Oficina de Informaciones, Reclamos y Sugerencias OIRS, quien tras 8 años cumpliendo la función de facilitar el acceso de los usuarios a la información, hoy precisa que “Me encanta mi trabajo, ayudar a las personas y solucionar sus problemas sobre todo a quienes son de afuera de la comuna, como por ejemplo los que vienen de Choapa. Para ellos siempre es más difícil venir, así que hay que buscar soluciones concretas. Mi mayor satisfacción es que el usuario quede contento con nuestro trabajo”. Rosa recuerda su trayectoria laboral y sus inicios al llegar al hospital y reafirma que “a mis 60 años sigo estando muy contenta de trabajar, de hacer lo que hago y de haber llegado al hospital, donde nunca pensé que iba a estar ya que antes trabajé en atención primaria y en el sector privado también en salud, pero aquí siento que puedo ayudar más a la gente y eso me hace feliz”.

Sin duda, el crecimiento y desarrollo del Hospital de Coquimbo a lo largo del tiempo, para poder dar respuesta a la demanda de salud de la comunidad regional, ha dado paso a la incorporación de nuevos talentos a sus equipos. Es así como desde hace 5 años, Luisana Peraza, médico internista llegó desde Venezuela a nuestro país. “En líneas generales para mi todo esto ha sido una experiencia favorecedora, estoy muy agradecida con este país porque nos ha abierto las puertas desde mucho antes de la pandemia. El trabajo que tengo acá es muy similar que al de Venezuela, las únicas diferencias que puedo identificar tienen que ver con qué cosa hace cada integrante de los equipos y cómo se conforman estos. Ya estoy más habituada a cómo son nuestros pacientes, sus principales afecciones, su forma de hablar y de expresarse. Eso si en Chile y en el hospital he visto una mayor cultura organizacional”, señala la doctora Peraza, quien no puede dejar de mencionar que lo único a lo que aún no ha podido acostumbrarse en nuestro país es al clima frío, la comida y el té.

Raúl Galleguillos lleva 25 años recorriendo los pasillos del hospital San Pablo y trabajando como auxiliar de servicio. En su larga trayectoria, ha pasado por diferentes áreas clínicas y actualmente forma parte del equipo del Servicio de Medicina. “Yo llegué a trabajar al hospital solo mientras encontraba otro trabajo el año 96, ya que nunca quise trabajar en un hospital. Y en estos 25 años todavía no encuentro trabajo (sonríe) porque aún me encuentro acá y ha sido para mí un cambio de vida. Lo que se vive en un hospital, no se ve en otro trabajo. El poder ayudar a las personas que están enfermas y a sus familiares a mí me encanta. Yo soy de las personas que le gusta conversar con los pacientes. Yo era de esos que los hacía reír, pero con esto ya no se puede. Y uno a veces echa de menos ese contacto y cercanía con ellos”.

Tanto para Raúl como para los cerca de 2400 funcionarios con los que cuenta actualmente el recinto, este tiempo de pandemia marcará un hito en la historia hospitalaria y en sus memorias, como aquel tiempo donde todo cambió. Pero sin duda, donde el trabajo en equipo ha sido lo primordial para continuar sin bajar los brazos. No como héroes, sino como personas con vocación de servicio que un día decidieron entregar lo mejor de sí para ayudar a otros. “En nuestro equipo de trabajo tenemos un muy buen complemento y entre todos tenemos que seguir adelante. Uno espera que tarde o temprano esto se acabe. Por eso le pido a mis compañeros que siempre mantengamos la unión, porque unidos se puede lograr”, expresó Raúl Galleguillos, funcionario del servicio de Medicina.

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