Tal como sucedió en la Copa América de Argentina, allá por el 2011, el seleccionado del Rimac se quedó con el tercer puesto tras vencer por 2-0 al seleccionado de Paraguay.
MAL PARTIDO. No fue la mejor expresión de fútbol. Porque al término de la primera fracción los hinchas que asistieron al Estadio Ester Roa de Concepción, en su mayoría, pifiaron el cometido de ambas selecciones. Es que el empate sin goles y con nulas llegadas al pórtico contrario, no dejó una grata impresión.
Lo cierto es que ambos técnicos, que tenían poco que perder y mucho que ganar, querían, no importando la forma, quedarse con el tercer lugar. No era un premio de consuelo, sino que un trofeo para un nuevo proceso. Tanto Ramón Díaz como Ricardo Gareca, ambos argentinos y técnicos de Paraguay y Perú, respectivamente, llegaron a la Copa América precedidos sólo de buenas campañas en clubes. Por lo mismo, un buen resultado les aseguraba el respeto de sus pares y también de sus hinchas, amén de hacer unas destacadas clasificatorias. No obstante, y pese al empeño y las ganas que mostraron en los primeros 45 minutos, no se hicieron daño. No supieron. Porque ni Paolo Guerrero ni Lucas Barrios tuvieron opciones para marcar diferencias. Por eso, el primer tiempo quedará en el olvido. Sin duda, uno de los más malos del torneo.
MEJORÓ. Pero como ninguno de los dos quería ir a los lanzamientos penales, es que ingresaron al segundo tiempo con otra mentalidad. Se notó a la primera pelota y jugada que sería diferente. Que uno de los dos iría por el triunfo. Entonces, no llamó la atención que el seleccionado del Rimac abriera la cuenta a través de André Carrillo, cuando el reloj del árbitro Raúl Orozco marcaba el minuto 47’. Sí, Perú hacía notar desde el comienzo su superioridad. Y no sólo con el gol, sino que también con el dominio del balón. Porque también pudieron aumentar la diferencia, pero el portero Justo Villar, como ha sido habitual, salvo el duelo con Argentina, tuvo un buen cometido.
Y los minutos pasaban y el seleccionado guaraní, sin mucho fútbol, ponía lo suyo. Con ganas y entrega, como es su característica, intentaba complicar. Pero no lo hizo. Y así, cuando se acercaba el pitazo final, Paolo Guerrero sentenció el compromiso para poner el 2-0 y al igual como en la Copa América de Argentina en 2011, Perú se quedó con el tercer puesto.
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Fuente: diarioeldia.cl