Como ya es tradición, illapelinos y visitantes, que viajan puntualmente a vivir esta fiesta, salieron a las calles de la ciudad para esperar y despedir los arreos de cabras y a los pastores que las llevan hacia la alta cordillera en busca del forraje que comienza a escasear en los valles transversales.
Cada año son miles de personas las que se concentran en las principales calles de la ciudad para despedir y desear buenaventura a quienes vivirán los próximos cuatro meses en la alta cordillera.
Esta fiesta continúa con una gran degustación de los distintos subproductos del cabro, en sus presentaciones asadas al palo, escondido y a la parrilla; así como el queso y sus variedades. Esta celebración además es acompañada de una gran variedad de presentaciones artísticas.
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Fuente: diarioeldia.cl