Vulnerables en la tierra y ante el mar

 
El terremoto y posterior tsunami ocurrido en septiembre prácticamente devastó al borde costero de la comuna de Coquimbo y sus actividades productivas, además de algunas ciudades de la provincia de Choapa. Las vidas de cientos de porteños y habitantes de zonas interiores de la región cambiaron rotundamente al perder sus hogares con el evento telúrico, que dejó en total 11 fallecidos. La ayuda del Gobierno está llegando, pero los damnificados reclaman celeridad en los procesos para recuperarse. Un difícil año, marcado por la catástrofe.

SEPTIEMBRE 16. El reloj marca las 19:54 y las autoridades regionales y comunales se aprestan a cortar la cinta de la tradicional Pampilla de Coquimbo. De un momento a otro la tierra comienza a temblar y parte la incertidumbre. El sismo no paraba y se inicia el caos. Seguía temblando y los asistentes llamaban a la calma. En las afueras de la carpa comenzaron los desmayos. Ya se hablaba de terremoto y se temía lo peor. Fue cifrado en 8,4 grados con epicentro en la comuna de Canela. “Mantengamos la calma, estamos en un lugar seguro”, informaba el alcalde, Cristián Galleguillos. Rápidamente comenzaron a sonar cientos de celulares cuando la Onemi envió un mensaje de alerta corroborando un posible tsunami.

CRUDA REALIDAD
Al salir del recinto pampillero la oscuridad reinaba en la ciudad y cientos de personas corrían por las calles en diversas direcciones. Sólo la Cruz del Tercer Milenio alumbraba los cerros del puerto. Los coquimbanos decían que el mar se estaba recogiendo y algunos se preguntaban si sería algo similar a lo vivido en 1992. Minutos más tarde, la incógnita se despejó. Un tren de olas devastó el barrio Baquedano y poblaciones aledañas. La misma suerte corrieron las dependencias portuarias de Coquimbo, la Avenida Costanera, la terminal pesquera, la caleta de pescadores, la Gobernación Marítima y el Barrio Inglés. Todo fue inundado y los daños eran cuantiosos.

LA ZONA CERO Y
CIENTOS DE HISTORIAS
El barrio Baquedano recibió el brutal impacto del tsunami que de un momento a otro derrumbó viviendas, locales comerciales, arrastró personas y por sobre todo, cambió radicalmente la vida de cientos de porteños que se quedaron prácticamente con lo puesto. No obstante, daban las gracias por estar vivos. Pero no todos corrieron la misma suerte.
Camiones volcados en medio de las calles, lanchas pesqueras artesanales incrustadas entre los escombros y una serie de objetos quedaron esparcidos en los diversos sectores.
El instituto Teletón que por 13 años había funcionado en el área de Baquedano quedó completamente destruido. Sillas para mi-
nusválidos, maquinarias utilizadas en la rehabilitación y una serie de enseres yacían entre el barro y el agua de mar. “Esto es un duro golpe a la labor del instituto Teletón y sus pacientes de Coquimbo”, admitió la directora regional de la institución, Adriana Fuenzalida, tras percatarse de la tragedia. Las imágenes de la destrucción fueron ampliamente difundidas en la Teletón de noviembre y la nueva vida en dependencias de la Universidad Pedro de Valdivia.

BRUTAL IMPACTO
EN LA COSTA
En medio de la obscuridad en plena Avenida Costanera, un total de 9 barcos pesqueros industriales de gran envergadura quedaron en plena vía de tránsito vehicular tras ser arrastrados por el tren de olas. “Esto es un golpe a la actividad y esperamos tener ayuda”, precisaba Osciel Velásquez, presidente de la Asociación de Pesqueros Industriales de Coquimbo.
Igualmente fue dramática la imagen de la arrasada terminal pesquera de Coquimbo, donde cocinerías, pescaderías y el esfuerzo de cientos de porteños también se fue literalmente al agua. “A principios de año fue el incendio y ahora el mar. Es terrible ver que el trabajo de años se pierde por completo”, aseguró Ricardo Ledezma, dirigente de los locatarios.
Con la luz del amanecer los pescadores artesanales visibilizaron el impacto que dejó el tsunami en la caleta pesquera. Cientos de embarcaciones destruidas, motores en el agua, automóviles y severos daños en la caleta pesquera. El saldo fue lapidario. 600 hombres de mar damnificados y unas 3 mil 400 fuentes laborales en la incertidumbre. Igualmente la localidad de Tongoy también resultó impactada por el tsunami.

DESASTRE A LA LUZ
Con el amanecer del 17 de septiembre también quedaron al descubierto los daños del terremoto en las localidades interiores de la Región de Coquimbo, sobre todo en la comuna de Canela, Provincia de Choapa, lugar del epicentro. Rutas cortadas, una cantidad considerable de inmuebles en el suelo y canales de regadío obstruidos, fueron algunos de los datos entregados por el intendente regional, Claudio Ibáñez.
Las comunas de Illapel y Salamanca, cercanas al epicentro ubicado en Canela, se convirtieron en las más golpeadas por el movimiento telúrico. Las viviendas construidas principalmente de adobe cedieron a la fuerza del terremoto, al igual que otros edificios. “La situación es sumamente compleja, por lo que Illapel requiere que las autoridades respondan a las múltiples necesidades de la zona, ya sea en retiro de escombros y atención de emergencias. Luego en la reconstrucción de viviendas e infraestructura pública”, alertó el alcalde, Denis Cortés.
El daño también afectó a los templos religiosos de rico valor histórico y patrimonial, siendo esto catalogado como un duro golpe para la iglesia por el arzobispo de La Serena, René Rebolledo. Las Fiestas Patrias simplemente pasaron a segundo plano en toda la zona y en especial en Coquimbo. Aunque la Pampilla continuaba y tuvo como invitada especial a Ana Gabriel.

LA CATÁSTROFE
Y SUS ALCANCES
Una vez que las autoridades del Gobierno Regional y central pudieron recorrer las distintas comunas de la región, la Presidenta Michelle Bachelet declaró Estado de Excepción Constitucional y Catástrofe. El control quedó en manos de las Fuerzas Armadas y del general de Brigada Schafik Nazal, jefe de Defensa Nacional, “la presencia de los militares es para llevar a buen éxito el proceso de seguridad ante un sismo de gran magnitud”, manifestaba a los medios el intendente Claudio Ibáñez.
Durante semanas, los ministros de Obras Públicas, Alberto Undurraga, y la ministra de Vivienda y Urbanismo, Paulina Saball constataron en terreno las consecuencias y elaboraron planes de acción. Lo mismo hizo el ministro del Interior, Jorge Burgos y la propia presidenta Michelle Bachelet.

LA TRAGEDIA EN CIFRAS
La limpieza de los sectores golpeados por la catástrofe ya estaba en marcha y la comunidad impaciente comenzaba a exigir celeridad en la ayuda. Con el paso de las semanas la información se fue condensando para obtener mayor precisión ante lo acontecido. Se reportaron en total 13 personas fallecidas en la región y una presunta desgracia por el terremoto y tsunami, de las cuales, 9 víctimas fatales fueron de la comuna de Coquimbo.
El diagnóstico regional arrojó un total de 27.688 damnificados y 5.111 viviendas con distintos niveles de daños. El hospital de Coquimbo resultó afectado severamente en una de sus torres, y el Cesfam de Tongoy fue inundado en su totalidad. 26 puntos de red vial resultaron con problemas de circulación por rodados, derrumbes, grietas y descensos de pavimento. Además, 3 puentes sufrieron daños menores.
En el agro, 19 sistemas de agua potable rural (APR) presentaron problemas. También los embalses fiscales y 5 privados tuvieron impactos leves, y 168 Km de canales de riego quedaron inoperativos por la caída de rocas, derrumbes y rotura de revestimientos. “Es un difícil escenario, pero vamos avanzando y enfrentando la emergencia”, aseguró el ministro de Obras Públicas, Alberto Undurraga, al conocer las cifras.
En Coquimbo en tanto, hubo pérdida de conectividad vial en la Costanera producto de socavones, acompañado de la destrucción del muro de protección para marejadas, calzadas y paseo costero. También el sector de playa Socos de Tongoy fue duramente afectado, incluyendo su casco histórico. “Es lamentable lo acontecido con la historia de Tongoy y el sufrimiento de nuestra gente”, aseguraba a diario El Día, el empresario gastronómico tongoyino, Raúl Sanders.
La pesca artesanal vivió su propio calvario. Resultó con dos caletas con daños mayores, entre ellas Coquimbo. Además, 119 embarcaciones tuvieron pérdida total y 101 con daño parcial; 209 motores de lancha quedaron en desuso, además de 212 equipos de pesca. También 9 plantas de proceso de recursos marinos sufrieron considerables pérdidas y el sector ostionero de Tongoy. Mientras, en los Vilos también existieron socavones en el borde costero y daños al sector pesquero.
Pero la actividad económica, sin dudas, fue duramente afectada. En total, 2.810 emprendimientos fueron devastados. “Debemos buscar los mecanismos para recuperar las actividades productivas”, era la tarea asumida por el ministro de Economía, Luis Céspedes, cuando visitó la zona.
Para definir la entrega de ayuda, se dio inicio a un catastro con fichas sociales y económicas dispuestas por el Gobierno. No obstante, las críticas no estuvieron ausentes. “Es imposible que se catastre a gente que no sufrió por el terremoto y tsunami y que la ayuda se entregue finalmente sin criterio. Además, los tiempos son excesivos”, advertía, Jorge Lazo, presidente de la junta de vecinos Baquedano de Coquimbo.

AYUDA ANTE LA EMERGENCIA
La Presidenta Michelle Bachelet cifró en $30.500 millones los recursos que el Gobierno debía destinar sólo para enfrentar la emergencia en la Región de Coquimbo tras el terremoto y posterior tsunami del 16S.
Además, se dispuso la entrega de insumos de emergencia, como cajas de alimento, agua, carpas, colchones, frazadas, etc. Junto a ello se comenzaron a proyectar los bonos enseres para las familias afectadas por el ingreso del mar a sus domicilios.
También se dio paso a la reposición de equipos clínicos e industriales de los hospitales de la región, la reparación de infraestructura de los recintos dañados y la evaluación estructural de la torre del hospital de Coquimbo. “La torre antigua debe ser demolida al ser un peligro”, señaló Jaime Bastidas, presidente del Colegio Médico.
La rehabilitación de la conectividad en la Costera de Coquimbo se logró, lo mismo que se concretó el retiro de las embarcaciones pesqueras industriales varadas en esta vía. Además, se implementó el programa de recuperación y reposición de embarcaciones, motores y artes de pesca, que avanza en la actualidad.
En el ámbito económico, se está ejecutando el programa Reemprende Coquimbo, que incluye iniciativas especiales de Sercotec, mientras que desde el Fosis y Corfo se implementan medidas de reactivación, como el programa de inversiones productivas en acuicultura iniciado en Tongoy. También Sernatur trabaja para reimpulsar al sector turismo. Además, se está implementando el subsidio de retención y contratación de mano de Obra, del Sence.
Asimismo, se destinaron $400 millones a 138 microempresarios de sectores como la costanera, Barrio Baquedano, Barrio Inglés, Caleta San Pedro y el barrio comercial de Peñuelas.
“Hablamos de recursos de hasta 20 millones de pesos para las empresas más grandes y hasta 10 millones para las pequeñas y medianas”, indicó la Presidenta Bachelet de visita en la zona.

DECAE EL EMPUJE INICIAL.
Si bien las primeras acciones del Gobierno presentaron inmediatez, con el correr de las semanas y meses los afectados en diversos puntos de la región acusaron falta de celeridad en los procesos para brindar ayuda a los damnificados. Se criticó el catastro del Gobierno, se advirtieron errores en las fichas para tal efecto y otros inconvenientes que llevaron a los usuarios a protestar.
Fue el caso de los empresarios y pobladores del sector Baquedano de Coquimbo, quienes realizaron cortes de ruta y una serie de manifestaciones, sumando hace días una masiva marcha ciudadana. Acusan tardanza para acceder a la ayuda comprometida desde el Gobierno y falta de visitas a terreno por parte de las autoridades a la denominada zona cero de la catástrofe.
“Queremos que Coquimbo de una vez comience a levantarse y que las autoridades cumplan con ayudarnos. Basta de promesas, queremos acciones y que los recursos lleguen”, señaló Luis Ortega, presidente de la Asociación Gremial Automotriz y Actividades Conexas del sector Baquedano, quien agregó que su gremio aún está en el suelo debido a los efectos del tsunami y el incumplimiento del Gobierno.
Por su parte, Fabiola Moyano, vocera del Comité de Damnificados del sector Baquedano, manifestó que existen bastantes familias que a tres meses no reciben ayuda. “Las casas de emergencia todavía no son entregadas a los necesitados y hay gente pasándola mal. El alcalde y las autoridades nos han hecho promesas, pero nada se cumple. Sólo son palabras sin soluciones”, dijo la dirigente social en la oportunidad.
Los vecinos de Tongoy también reaccionaron. A mediados de diciembre cortaron el tránsito en la Ruta 5 para exigir al Gobierno Regional medidas concretas que permitan reimpulsar la actividad turística y al sector pesquero y ostionero que restó muchas fuentes laborales en la localidad. “Estamos abandonados como siempre”, expresó José Montero, vocero del Movimiento Ciudadano por el Borde Costero, Tongoy.

LOS EDILES TAMBIÉN
PIDEN CELERIDAD
A la ciudadanía se sumaron los alcaldes de las principales comunas afectadas por el terremoto y tsunami de septiembre, quienes también solicitaron al Gobierno Regional dar celeridad a la reconstrucción y a la entrega de ayuda comprometida.
Así, a tres meses del terremoto y tsunami, las autoridades de Gobierno encabezadas por el intendente de Coquimbo, Claudio Ibáñez, se reunieron con los ediles. Uno de los principales avances para afrontar este escenario durante los próximos meses será la aceleración en los procesos administrativos y financieros que permitan concretar las demoliciones de las casas dañadas y la instalación de viviendas de emergencia, además de la entrega de ayuda a damnificados.
“Las complejidades se presentan principalmente por la alta dispersión geográfica que tenemos en los sectores rurales de Choapa y Limarí, admitía el intendente Ibáñez, mientras, coordinaba acciones para revertir esto.
El alcalde de Salamanca, Gerardo Rojas, agregó que “ha sido un primer paso importante para desburocratizar la gestión”. Asimismo, el alcalde de Canela, Bernardo Leyton, subrayó que “hemos hecho todo lo posible para la instalación de viviendas de emergencia y entrega de ayuda. Y vamos a seguir aportando para agilizar el bienestar de las familia”.  

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Fuente: diarioeldia.cl