Jorge Abbott: “Todas las personas somos iguales ante la ley, aquí no existen los poderosos”

 
El nuevo persecutor jefe del Ministerio Público enfatiza en que su línea de acción siempre será hacer cumplir la ley, más allá de quien sea la persona que se investigue

El fiscal nacional Jorge Abbott volvió donde todo empezó. Durante la semana estuvo en la conmemoración de los 15 años de la Reforma Procesal Penal, en Vicuña, y allí, en conversación con El Día, rememoró aquellos tiempos, cuando era director de la Corporación de Asistencia Judicial y lo paradojal que resultó para él retornar ahora, como máxima autoridad del Ministerio Público.

-¿Cuáles son las sensaciones de este retorno, en un rol tan diferente?

“Bueno, son papeles que uno desempeña y que son perfectamente compatibles. En otros lugares del mundo hay un intercambio permanente entre los roles de defensor, fiscales, jueces porque lo que yo creo que aquí lo que se debe hacer es aplicar la ley. En el caso de los defensores, buscar las garantías de los ciudadanos; en el caso de los fiscales hacer las investigaciones con objetividad y apegados al principio de legalidad.
“Yo no me siento diferente a cuando estuve acá. En definitiva sigo apegado a la pasión que tiene uno por lo que hace. Así como yo tenía una enorme pasión cuando empezó la reforma por la defensa, hoy tengo una enorme y gran pasión por estar en el Ministerio Público y esa pasión es lo que me ha llevado a postular para ser el fiscal nacional por los próximos ocho años”.
-¿Qué recuerda de sus inicios en la zona, en particular?
“La defensa que nos tocaba a nosotros era particularmente en Ovalle. Si bien es cierto que todos nuestros defensores de la región estaban contratados por la corporación, el resto de las provincias estaba a cargo de un programa del Ministerio de Justicia, donde trajimos defensores a la corporación, entre ellos a la ex ministra de Justicia Patricia Pérez, que se desempeñó como defensora en Ovalle y luego vino a trabajar en La Serena y estuvo a cargo de un caso muy importante cual fue el caso de las monjitas”.
-A 15 años de la reforma, ¿Qué cree que todavía falta por mejorar? Se ha mencionado que la presunción de inocencia todavía es incomprendida…
“Yo creo que es una deuda pendiente del sistema con la sociedad chilena. Hoy día creo que la presunción de inocencia no está instalada en la conciencia colectiva de la gente de la forma que debería estar instalada en un sistema como el nuestro. Basta con que una persona sea citada a declarar para que se presuma que esa persona ya es culpable y responsable de un delito, creo que tenemos que trabajar muchísimo en instalar en nuestra cultura la presunción de inocencia, para que la gente entienda que toda persona es inocente mientras no se demuestre lo contrario y que no se dicte una sentencie en su contra por el tribunal, habiendo ejercido todos los derechos que corresponden”.
-Se habla de nuevos desafíos y se enfatiza en las facultades que tenía antes la policía y que perdió con el actual sistema. ¿Mejorar eso es una de las prioridades?
“Lo que ocurre es que antiguamente la dirección de la investigación la tenían directamente los jueces y ellos daban las instrucciones a las policías, y hoy día los jueces son un tercero imparcial. Hay un juez de garantía que controla que se cumplan las garantías que tienen los ciudadanos en los procedimientos que hacen las policías.
“Hay que mejorar y coordinar mejor los procedimientos que hacen las policías en términos tales de que no se vulneren esas garantías porque hoy día entre la verdad material y la violación de los derechos fundamentales, el sistema opta por el respeto a las garantías. Entonces puede haber procedimientos que son muy impecables desde el punto de vista material, pero habiéndose afectado garantías, en definitiva lo que ocurre es que la persona es absuelta”.
-En definitiva, ¿cuál es la solución a eso?
“Mejorar la comunicación entre el Ministerio Público y los policías. Un procedimiento donde hay una entrada y registro para un objeto determinado y el policía se encuentra con que existe la comisión de otro delito y él extiende esa autorización para empezar a investigar ese delito para el cual no tiene autorización pues bien, ese policía lo que tiene que hacer es llamar al fiscal para que solicite la autorización del juez para investigar ese delito del que han sido testigos y ha podido descubrirse respecto a una autorización que estaba limitada a un hecho concreto y eso es lo destacado del hecho que muchas veces no se producen esas comunicaciones y esas autorizaciones afectan a los procedimientos”.

CASOS DE CORRUPCIÓN. Pero Abbott estuvo en la polémica en la semana. Designó al fiscal jefe de Valparaíso, Pablo Gómez, para la investigación del caso SQM, delegando una responsabilidad que antes había asumido su antecesor, Sabas Chahuán.
-¿Cuál es la señal que se está dando?
“Ninguna. Yo tengo que cumplir con las obligaciones que el cargo me exige y dentro del cumplimiento de esas obligaciones estimé necesario que el fiscal nacional deje de conducir esas investigaciones porque hoy día no existen esas condiciones que existieron en su minuto para que el fiscal Chahuán se hiciera cargo tanto de las investigaciones de Penta como de SQM, por esa razón”.
-En el último tiempo la fiscalía ganó prestigio en el sentido de “meterse con los poderosos”. ¿Seguirá siendo esa su línea?
“Todas las personas son iguales ante la ley y aquí no hay poderosos ni no poderosos. Toda persona que cometa un ilícito será investigada y perseguida por el Ministerio Público. Insisto, no se trata de perseguir a más o menos poderosos, no se trata de voluntades más o menos, aquí tenemos una obligación legal y un principio que hay que respetar, que es el principio de igualdad y en consecuencia, toda persona que cometa un delito será investigada por la Fiscalía de Chile”.  
 

Imagen Principal: 
[node-title]

Fuente: diarioeldia.cl