Costó, pero con el pitazo final comenzó el desahogo. A desatarse ese nudo en la garganta. Porque en 90 minutos el corazón estuvo detenido. En las manos. Con el pitazo final fue el momento de soltar una lágrima, como lo hicieron los 45 mil hinchas. También los jugadores y seguramente la Presidenta de la República que estaba en las tribunas. La Roja está en las semifinales tras vencer por la cuenta mínima a Uruguay con el solitario gol de Mauricio Isla. Sí, la Roja y en especial estos jugadores, esta generación, están en el partido que hace tiempo querían jugar.
COMPLEJO. Fue un primer tiempo a puro nervios. Es que el equipo, pese a la tenencia, no se encontraba. Ni como equipo ni mucho menos individual. Y se sentía en las tribunas, donde el hincha, que entró con entusiasmo, poco a poco se fue apagando. Y gran culpa tuvo la selección charrúa, que en todo momento complicó a Chile por su manera de jugar. Un medio campo bien resguardado, con jugadores que en ningún momento le dieron un respiro a Alexis Sánchez, principalmente, que antes que comenzara a driblear, ya tenía a dos o tres defensores charrúa. Y claro, eso al público le incomodaba, como también al técnico Jorge Sampaoli, que caminaba de un lado a otro sin saber qué hacer.
Si recién a los 25’ minuto la Roja tuvo su primera ocasión de gol a través de Charles Aránguiz. Fue el camino porque de ahí en más el equipo encontró la libertad y comenzó a tocar y a llegar. Se juntaron Valdivia, Vidal y Aránguiz y llegaron las mejores ocasiones de gol. Quizás sin tanta claridad, pero al menos se insinuaba algo, pero sin descuidar la zaga.
Lo cierto es que los minutos pasaban y las llegadas se hacían esporádicas. Tanto por la poca claridad a la hora de llegar al área, como también por la fiera marca que hacían los charrúas, muchas veces rayando la brusquedad. Y eso, claro, también descolocaba a los nacionales, en especial a Alexis Sánchez, que reclamaba cada pelota dividida. Lo propio Jorge Valdivia, que tuvo un duelo especial con el árbitro brasileño. Y los minutos pasaban, también los segundos. Y con ello se iba el primero tiempo y también el entusiasmo del público, que ya no era el mismo de los primeros minutos, mucho menos el de la previa, que disfrutaba.
Costaba, pero aún así había confianza en el equipo. Y más todavía en Jorge Sampaoli, que comenzó los segundos 45 minutos con los mismos once. No obstante, las cosas seguían de igual manera. La Roja presionando y Uruguay aguantaba, buscando la salida rápida de sus delanteros Rolan, Cavani y Rodríguez, que sin embargo se preocupaba de marcar que de salir en busca de una rápida salida. Entonces, ya jugando el segundo tiempo y con una película ya conocida, el panorama era complejo. Peligroso, teniendo en cuenta la historia de la Celeste en estas lides.
Sin embargo, a los 65’ el juez garoto expulsó a Edinson Cavani, que para fortuna de la Roja ingresó a jugar pensando más en el accidente en que tuvo su padre en Uruguay, con la muerte de un joven. Sí, era el momento de comenzar a cambiar la historia. El momento de que los jugadores demostraran que realmente están para cosas importantes. Que son, en verdad –como ellos dicen- la mejor generación en la historia de Chile.
Así, las llegadas ya eran una constante en los dirigidos de Jorge Sampaoli. Y el público lo notaba. Los 45 mil hinchas que llegaron al Nacional comenzaban a ilusionarse. Es que con la expulsión de Cavani era cuestión de tiempo. De minutos. Ese minuto de gloria, de excitación, tenía que llegar. No se podía llegar a los penales. Habría sido injusto. El partido se tenía que acabar en los noventa minutos. No en la lotería de los lanzamientos penales. Es que llegar a esas instancias era para cerrar los ojos y cruzar los dedos. No quedaba otra. Pero, a los 80’, cuando ya parecía imposible, Mauricio Isla, tras un rebote del portero Muslera, hizo estallar al Nacional. Un tiro rasante y a festejara. Era el gol de la clasificación. El grito de millones de hinchas que en todo el país lo esperaban y el descontrol de los charruas.
Con el pitazo final, terminaron con los brazos en alto. La Roja quebraba la historia y dejaba a Uruguay fuera de Competencia. Sí, con el paso a las semifinales esta selección comienza escribir su propia historia
Fuente: diarioeldia.cl