La última cruzada de Rebolledo

 
Pese a que enfrenta un cáncer que le ha impedido asumir desafíos de largo aliento, el excore y exconcejal Miguel Angel Rebolledo está obsesionado con llevar a buen puerto el partido Fuerza Regional Norte Verde. Pero en esta entrevista también confiesa el dolor que le provocó el duro exilio que vivió por 12 años y cómo constató por un titular de La Segunda que sus compañeros de celda habían sido asesinados, por lo que se transformó en el único sobreviviente.

Pese a que su madre era una declarada simpatizante demócrata cristiana que en 1964 había apoyado a Eduardo Frei Montalva y su padre, un prestigioso abogado radical, el joven Miguel Angel Rebolledo integraba el MIR. Por ello no extrañaría que en 1970 se la jugara a fondo por la candidatura del doctor Salvador Allende. Cuando los militares terminaron con el proyecto socialista a través del golpe de Estado, con 22 años Rebolledo González estudiaba Arquitectura en la Universidad Católica de Chile.

Por su militancia en el Movimiento de Izquierda Revolucionario, su destino parecía claro. Él estaba consciente de que sería detenido, pero también creía que enfrentaría un debido proceso. Sin embargo, se equivocó rotundamente. No sólo fue llevado a un campo de concentración (Ritoque), sino que también fue exiliado, además de brutalmente torturado.

El 2 de mayo de 1975, la Junta de Gobierno emite el decreto 613 donde establece la salida obligada de Rebolledo del país. Lo sustenta en que “constituye un peligro para la seguridad interior del Estado, en virtud de los antecedentes que obran en poder de este Ministerio”. La resolución fue firmada por el entonces general de División, Raúl Benavides, y del ministro del Interior, Herman Brady.

Dos años más tarde, Rebolledo González desde el exterior eleva una solicitud para retornar a Chile. Sin embargo, el 23 de septiembre de 1977, el propio Ministerio del Interior rechazó la solicitud de ingreso. En el documento al cual tuvo acceso diario El Día, en el considerando 2 se estableció que “aún subsisten las razones que determinaron la adopción de las medidas que afectan al peticionario, por lo que su regreso a Chile comprometería la seguridad nacional”.
Este tema es una de las materias más sensibles de las cuales pocas veces ha conversado públicamente.

Actualmente está dedicado de lleno a la conformación del partido Fuerza Regional Norte Verde, que a principios de enero lanzaron oficialmente en La Serena.
En entrevista con diario El Día se explayó sobre este desafío, pero tampoco eludió el dolor que le provocó más de una década de exilio y cómo sobrelleva un cáncer.

Evita recordar la dureza de la represión que sufrió. Pero esta vez se explaya . Recordó que una vez que los militares lo detuvieron fue llevado al campo de prisioneros de Ritoque. Inicialmente se trataba de un complejo de veraneo que construyó el gobierno de Salvador Allende para las personas de escasos recursos y que antes de la llegada de los militares al poder estaba en manos de la CUT. Se ubicaba cerca del pueblo de Ritoque, en la provincia de Valparaíso.

“Posteriormente, sin proceso alguno fui expulsado del país y enviado al exilio”.
Era 1975. Cuando la mayor parte del país creía que la dictadura sería breve, Rebolledo estuvo 12 años con prohibición de ingresar al país. Ese escenario cambió cuando en 1987 el gobierno flexibilizó su posición y permitió el regreso de cientos de exiliados. Este ambiente fue alentado por la venida a Chile del Papa Juan Pablo II.

“Fui detenido y torturado. Fue duro (episodio)”. No oculta que fue testigo de 12 desapariciones y que estaban ligadas a su generación.
“Ver vidas truncadas cuando uno tiene 22 años es fuerte”.

-¿Temió por su vida?

“Efectivamente fui torturado, sale en el informe de la Comisión Valech, pero además estaba en un grupo que lo eliminaron totalmente. Más que al MIR, cuando estuve detenido fui apartado junto a otros siete prisioneros y de acuerdo a relatos de los propios torturadores, como el Guatón Romo (Osvaldo) fueron a dar a Colonia Dignidad y yo soy el único sobreviviente y el resto de los siete están en la lista de detenidos desaparecidos y de los que aparecieron muertos en Argentina en ese montaje que hizo la Dina y que salió publicado en La Segunda (‘Exterminados como ratas’)”.

-¿Qué le provocó ver ese titular años después?

“Primero, fue una sorpresa muy grande saber que el destino de esas personas había sido la muerte”.

En el exilio estudió ciencias políticas en la Universidad Católica de Lovaina. Inicialmente fue expulsado a Rumania donde estuvo un año y posteriormente partió a París en la dirección europea del MIR y desde la capital francesa se fue a Bélgica donde pasó gran parte de su exilio .

Con el tiempo advirtió que si bien estar fuera de su país fue duro, al final había logrado sobrevivir, “sin duda, pero yo hubiera preferido tener un proceso, que me hicieran cargos y haber estado preso por una condena específica, pero ellos (militares) nunca tuvieron argumentos para justificar ni mi detención, prisión ni expulsión, sólo que era peligroso para la seguridad interior del Estado”.

-Cuándo retorna a Chile ¿lo hace con ánimo de venganza?

“No, estuve 12 años exiliado, me tocó ver la transición española y viví distintos procesos. Siendo militante del MIR hice la crítica del gobierno de Rumania, lo que no era muy bien visto por la izquierda en esa época. Hoy día nadie me criticaría por eso”.

-¿También hizo la crítica interna de lo que pasó en la UP?

“La verdad es que nosotros pensábamos que era muy importante el cambio social que debía haber en Chile y, claro, el proyecto de la Unidad Popular representó esa aspiración de cambio, pero es difícil hablar de autocrítica cuando nada permitió que ese proyecto se desarrollara. Siempre estuvo lleno de obstáculos y después la propia subordinación del Ejército con el Golpe de Estado colocó fin de forma brutal a ese proceso”.

-¿En el exterior se cruzó con su hermano Víctor Manuel?

“No, vinimos a coincidir en el PPD. Él era militante del Partido Radical, siempre fue un socialdemócrata y lo sigue siendo”.

-.¿Usted estaba más a la izquierda que él?

“Siempre he estado más a la izquierda”.

-Pero en el discurso aparece más moderado…

“La verdad es que durante mi experiencia en el exilio viví el socialismo real del que fui muy crítico. Viví en un gobierno socialdemócrata como el de François Mitterrand en Francia o los gobiernos belgas, donde hay dos idiomas y un tema de la regionalización muy fuerte”.

-¿De ahí viene su obsesión por la descentralización cuando estaba en el CORE?

“Me tocó vivirlo cuando fui estudiante de Ciencias Políticas en Lovaina y viviendo todo el proceso de articulación”.

Lazos con el sur de la región

Rebolledo posee una fuerte vinculación con Choapa. De hecho, provenía de una familia de profesores primarios. Su bisabuela tenía una escuela en Canela y se transformó en directora de la escuela de Cárcamo. De ahí se entiende el cariño que posee por la zona sur de la Región. “Es una familia que está asentada de varios siglos”.

Cuando vuelve del exilio, su abuelo había muerto, pero se hizo cargo de un proyecto productivo en Illapel donde había emigrado, “pero mi abuelo tenía propiedades a lo largo del valle e integraba distintas comunidades agrícolas y ahí levanté un proyecto de cultivo con uvas de pisco y ese fue mi primer proyecto en mi reinserción”.

El anhelo de la alcaldía

Miguel Angel no es abogado como muchos creen y cómo lo fueron su padre y su hermano. Luego de su paso por arquitectura, en el exilio estudió Ciencias Políticas. A pesar que él lo descarta absolutamente, en el ambiente se articuló una constante comparación con el exministro de Estado, embajador y exdiputado Víctor Manuel Rebolledo.

Pero Miguel Angel niega que su hermano le hubiese bloqueado sus posibilidades y pretensiones políticas. “No, no (lo remarca). La verdad es que nunca me ha interesado”.
Insiste en que por sus características personales se declara un empresario y un emprendedor.

En todo caso, no desconoce que le hubiera gustado ser alcalde de Illapel. Lo intentó en 1992 en la primera elección municipal después del retorno a la democracia. “Sí, postulé y perdí por pocos votos, pero posteriormente siempre estuve muy cómodo en el Core, porque se da un clima donde efectivamente sentía que podía aportar con iniciativas e ideas. La verdad es que nunca me ha gustado el Poder Legislativo”.

-¿No lo intentó en las elecciones posteriores?

“Es muy difícil ganarle a un alcalde en ejercicio, aunque fui concejal, pero después renuncié para ser Core”.

Fue el momento que Rebolledo cultivó un perfil de alianza y tendió puentes con el resto de los partidos de la Concertación. “Para ser consejero regional necesitaba más votos que los que tenía el PPD y por mis características personales y legitimidad en Choapa siempre tuve votos bastante transversales y saqué la primera mayoría”.

-¿Su carrera política no ha estado a la sombra de su hermano Victor Manuel ni se ha sentido opacado?

“No, han sido carreras apartes. Fui core cuando él estaba de embajador en Roma. Además que nunca lo he visto como una carrera política, porque acá todo el mundo cree que uno parte como concejal y termina de senador o de Presidente de la República. Estimo que uno tiene que aportar donde cree que puede contribuir. En Illapel generamos una corporación de desarrollo y ahí tengo toda mi actividad económica. Y ahora que podría haber sido electo como consejero regional no lo fui por problemas de salud”.

Los últimos años no han sido fáciles. Enfrenta un cáncer que ha podido mitigar, pero que aún está presente. “Esa es mi principal preocupación hoy día”.

-La mayoría con sólo escuchar esa palabra se derrumba, sin embargo, usted parece sacar fuerzas…

“Me había retirado, pero después tuve la propuesta del Ministerio del Interior de apoyar y asesorar a la intendenta Hanne Utreras y puse mis condiciones, porque venía de ser irradiado por el cáncer y planteé que la acompañaría mientras la salud me lo permitiera. Pero al final me doy cuenta de que cuando uno se empieza a meter en los temas de desarrollo regional y en la contingencia, esa motivación le permite olvidarse del cáncer. Lo mismo que ahora, la motivación de levantar una fuerza política que gravite en la política regional, a uno le permite olvidarse del cáncer”.

-¿Le complicaron las críticas del diputado Matías Walker (PDC), quien planteó que la ex intendenta Utreras no necesitaba escuderos ni segundos ni terceros pisos?

“La verdad es que con el diputado Walker he conversado sólo dos veces. Estoy en la zona desde 1987 y una vez fue cuando él pidió conversar con nosotros cuando era miembro del PPD regional, para pedir que hubiera primarias en Coquimbo, a pesar que habíamos inscrito al concejal Ramón Velásquez. Y la segunda vez fue en un matrimonio de la hija de un gran amigo como Washington Altamirano y nunca he hablado de política o de los problemas de la Región con él”.

-¿Le imputó una crítica sin conocerlo?

“Él sólo habla desde el prejuicio. No sé quién le habrá entregado una visión de quién soy yo. Después lo vi muchas veces en fotos al lado de Hanne (Utreras) y cortando cintas. Creo que le molestaba no sólo a Matías Walker, sino que a muchos parlamentarios el que, sobre todo en el momento de instalación del Gobierno, cuando había que definir autoridades, ella pudiera tener alguna asesoría”.

-¿Y no haber cedido a los parlamentarios?

“Su consecuencia le costó el cargo”.

Decepción política 

-Su hermano dijo que se fue del PPD porque dejó a entrever que perdió la mística y habría dado un giro demasiado a la izquierda, en su caso ¿cuál fue la razón?

“No, yo me fui del PPD mucho antes que él. Me fui cuando la posibilidad del PPD de formar parte del Gobierno, al final no bastaban los méritos, sino que uno tenía que tener un padrino y como el ministro Peñailillo para la constitución del Gobierno le dio todo el poder a los parlamentarios y senadores, al final había una dificultad tremenda para que quedara la gente que proponía el partido. Los senadores tenían poder de veto en el Ministerio del Interior y eso me pareció inaceptable. Que la política haya llegado a un nivel de descomposición que no tenía sentido, porque al final los cargos los nombran los parlamentarios y quien presidía el partido era Teodoro Aguirre. La intención del gobierno fue una vergüenza. Los partidos son instrumentos para transformar la realidad y cuando estos están en decadencia es preferible abandonar”.

Pero en su caso lo hizo en silencio…

“Sí, es mi estilo de vida. Tomo las decisiones individualmente y no quiero arrastrar a nadie. Ahora, claro, tenemos una propuesta con el partido regional”.

-Pero está consciente de que en la Nueva Mayoría generaría temor por las figuras que estarían integrando el bloque…

“Aquí en definitiva la validez de un proyecto al final la decide la ciudadanía. Si considera que están equivocadas o descentralizar el país es un error y hay que mantener un estado centralizado y que las regiones deben seguir sin poder, no nos van a escuchar y no nos van a votar. Es la ciudadanía, no sé por qué esos temores”.

-Sin embargo, el tema está cuesta arriba, porque ya en el Parlamento hay barreras de entrada…

“Sí, pero siempre habrá. Partidos regionalistas hay en todas las regiones de distintos signos, por lo que el tratar de impedirlo ayudará a que se busquen otras”.

-¿Cree que es el momento justo para crear un partido como el que lidera teniendo en cuenta el descrédito de la política o le jugará en contra que sea liderado por políticos tradicionales?

“La intendenta no ha estado en ningún partido, nosotros estamos convocando y no somos los dirigentes. La ley nos obliga a colocar una dirigencia provisional. Alguien tiene que realizar el esfuerzo y hacerse responsable y ahí nosotros colocamos nuestros nombres, pero no porque nuestros nombres convoquen. Lo que convoca es el proyecto y los dirigentes de este partido surgirán de una gran convención regionalista que se efectuará cuando se pueda constituir legalmente como partido y hoy somos un partido en formación”.

-Se sostiene que su hermano Víctor Manuel también estaría detrás de esta iniciativa …

“Y cuál sería el problema que estuviera, no está, pero cuál sería el problema. Como si eso fuese un problema. Nosotros no nos vamos a pronunciar sobre situaciones que no existen. Mi hermano hace un año está dedicado a sacar su tesis doctoral de Derecho Constitucional y evidentemente como se ha metido en ese tema tiene opinión de la repartición territorial”.

-¿Advierte envidia política?, en su momento se indicó que asumiría como asesor jurídico de la intendencia…

“Es que esos son inventos, pero cómo se le ocurre que alguien va a querer venir. El abogado que estaba renunciando y pasando a jubilar fue compañero de universidad de mi hermano, por lo que mi hermano también estaría en edad de jubilar. Es absurdo, son invenciones y no sé porqué al final la prensa se hace eco porque nunca colocan la fuente y al final quedan como verdades que nunca fueron”.

-Familiarmente, ¿hablan de esos temas?

“No, la mayoría de las veces uno sabe cuál es el origen de las críticas y son todas interesadas. Siempre son de personas que se sienten compitiendo por un espacio político o que le gustaría estar ahí”

-¿El exministro Rebolledo podría ser candidato a diputado de este nuevo referente político?

“No, porque él lo tiene descartado totalmente y si hubiese querido ser parlamentario y lo dice él mismo en su entrevista en el diario El Día habría participado en una interna para reemplazar a Jorge Insunza, todos saben el respaldo que tiene en la región. Una primaria la habría ganado sin ninguna dificultad. Esos son los fantasmas de alguien y no sé porque la prensa se hace eco”.

-En medio de su enfermedad, ¿no era más fácil recluirse junto a su familia o quiere seguir luchando por la descentralización de las regiones?

“La verdad es que éste no es un esfuerzo individual, sino que colectivo y de mucha gente, donde mi aporte es marginal. Estaré mientras mi salud lo permita”.
 

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Fuente: diarioeldia.cl