River Plate se llevó  anoche un empate sin goles en su visita a México y no se sacó ventajas con Tigres de Monterrey, en el partido de ida de la final de la 56ta. edición de la Copa Libertadores de América.

Ante un Tigres tibio, que jamás logró ser profundo, el equipo de Marcelo  Gallardo desplegó un efectivo dispositivo de neutralización y sufrió en contadísimas oportunidades. El dato negativo fueron las lesiones musculares de los uruguayos Mora y Viudez,  y la amarilla para Mercado, , quien no podrá jugar la revancha en Núñez, programada para el miércoles próximo, en el estadio Monumental.

El entrenador de River Plate  había anticipado que la intención de su equipo  era ganar el partido. Que no se le pasaba por la cabeza un planteo especulativo para rescatar un resultado apenas decoroso en el partido de ida y, la semana próxima, definir con todo el público a favor en el Monumental. Y esa premisa quedó clara desde el primer minuto. Lejos de cobijarse en su propio campo, River se plantó de igual a igual en la caldera de Monterrey.

Los cambios forzados no le quebraron el ánimo a River. Todo lo contrario. El arranque del segundo tiempo lo mostró metido, concentrado y con buenos encuentros por la izquierda entre los dos ingresados, quienes generaron una jugada punzante que casi deja a Bertolo mano a mano con Guzmán.

El público mexicano inyectó un poco de ímpetu a los locales, que lograron empujar a River más cerca de Barovero, pero sin conseguir profundidad, a excepción de un tiro libre envenenado de Juninho que el uno millonario desactivó con su habitual sobriedad.

El último sofocón fue una incursión de Damm, quien se excedió en la gambeta larga y no se animó a definir cuando estaba mano a mano con el arquero. Lenta e inexorablemente, cayó el telón del partido. River hizo su negocio y afrontará la revancha con una interesante ventaja para levantar la Copa Libertadores por tercera vez en su historia.

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Fuente: diarioeldia.cl