Y un día el pasado… se encontró con el presente…

 
> Ambos recibieron el llamado del diario El Día y recordaron, en conjunto, sus inicios en el club de sus amores, en La Portada que luce majestuosa. Mauricio Salazar y Manuel Rodríguez, unidos por la historia

Pese a la bulla constante por los trabajos que todavía se realizan para el partido de esta tarde, en el estadio se respira mística. En las tribunas, en las afueras y en la cancha, que luce majestuosa. Todo se hace con celeridad. Nada puede quedar al azar. Y nada puede faltar para el espectáculo de esta tarde, donde el plato fuerte será el duelo que sostendrá Deportes La Serena con San Martín de San Juan.
Y ahí, en esa combinación perfecta,
porque Deportes La Serena y el nuevo estadio La Portada, por historia y por actualidad, parecen ir de la mano, nos juntamos con Manuel Rodríguez, no el guerrillero, sino que el popular “Chanclinca”, y con Mauricio Salazar, capitán granate. Pasado y presente del conjunto papayero. Y ambos, claro está, en la historia del club. De eso no cabe duda. Uno por ser el goleador histórico y el otro por formar parte de uno de los equipos que conquistó el Caupolicán, hace ya muchos años, aunque en el amateur.

“CHARRO”. Primero asoma “Chanclinca”, quien conquistó, en el año 1949, el Caupolicán, pese a que reconoce que no jugó mucho en ese equipo, no así en los otros dos, “ya que aún era joven y estaba dando mis primeras armas en el fútbol”.
Manuel Rodríguez (80), quien dice ser una enciclopedia, se afana, enseguida, de algo que lo marcó para siempre. “Debuté ante la Universidad Católica y tuve la fortuna de marcar a José Manuel Moreno, el “Charro”. Yo jugaba de 6 y él era 8, un crack y uno de los mejores jugadores que ha jugado en Chile. ‘Parate, deja ponerme aquí que me duele la rodilla’. Oye, si fue un tremendo debut y tenía recién 19 años. Y jugamos con un equipo que era imbatible en ese entonces, ya que Católica tenía a Livingstone, Álvarez, Arriagada, Roldan, Carvallo (el papá), Infante, Prieto y Riera”, cuenta, mientras descansa a la espera del Mauro y ante la mirada de los trabajadores que no sabían que Rodríguez era el “Chanclinca”. El “Chanclinca”, poh.
Y ahí, mirando la imponente construcción del estadio, también el pasto, como intentando recordar cuando hacía de las suyas con las viejas glorias del club, y mostrando un carnet por haber conquistado el Caupolicán -lo que debería ser suficiente para que pueda ingresar no sólo al partido de esta noche, sino que también a todos los cotejos del granate-, sigue esperando con calma y tranquilidad. No se apresura ni tampoco mira la hora de su reloj.
Camina, con dificultad, pero lo hace sin ayuda y conversa, de vez en cuando, con los trabajadores. Lanza sus bromas y ríe. Pese a su edad y sus limitaciones para poder trasladarse, siempre acompañado de una muleta, su inseparable amiga desde hace mucho tiempo, pero “que me tiene hasta la coronilla”, “Chanclinca”, apodo que lo acompaña desde sus primeros años en el campamento minero El Tofo, con firmeza señala que “aquel equipo que conquistó el Caupolicán (1949, 1951 y 1953) y que nos exigía dar un salto y transformarnos en el club profesional más antiguo del norte de Chile, fue una generación tremenda y no se ha vuelto a repetir. Yo jugué por La Serena y después nos obligaron a jugar por Ferroviarios de Coquimbo, porque éramos empleados de Ferrocarriles. Pero era una generación muy buena, con jugadores como Moreno Dueñas, Rogelio Vega, Orlando Luco, entre otros”.
Ya con el ruido ensordecedor, con la entrada y salida de camiones y con cientos de caja de amplificación, se suma a la conversación Mauricio Salazar. Sí, la imagen fresca de los últimos tiempos y entonces la sorpresa aumenta. Los dos, juntos, por idea de El Día, se saludan con cariño. Por fin La Portada se tiñe todo de granate. Se vive todo en granate: Rodríguez y Salazar ya son pura historia…

LA GRANATE. Lo mira el Mauro y le tira una talla. Y “Chanclinca” le responde al momento, sin sobresaltos. Ambos ríen. No hay apuro. Salazar lo conoce desde hace un buen tiempo, pero el exvolante, desde los tiempos de infantiles: “Ha sido un referente del club y por algo sigue siendo el capitán. Mauricio, por todo lo que ha entregado, debería estar en la historia de CD La Serena”.
¿Cómo para sacar su camiseta y colgarla al más puro estilo de la NBA? ¡Estai loco! No, nunca tanto, jejé. Es un número con el que la gente siempre me identificará, porque me ha dado mucha suerte, pero nunca como para sacarlo. Ojalá pueda retirarme con la 18”, interrumpe Salazar, quien luego reseña al igual que “Chanclinca”, el día de su debut.
“Debuté en 1997 en el Estadio Nacional con la Universidad de Chile, un equipo lleno de estrellas”. Y hoy, varios años después, explica que ha pasado de todo en Deportes La Serena. “De todo he pasado en el club, con momentos buenos y momentos malos, pero al final uno siempre se acuerda de las cosas buenas, puesto que los momentos malos han sido sólo en el último tiempo, siendo el descenso lo peor que me ha pasado. Comencé a jugar cuando estábamos en Segunda, tras ello subimos, luego bajamos y me tocó la responsabilidad de asumir la capitanía siendo muy chico, con casi 21 años. Fue algo entretenido, ya que nuestra meta cuando hicimos el equipo siempre fue lograr el ascenso y al final lo conseguimos, insisto, con un grupo de amigos y buenos jugadores. Recuerdo que jugábamos a estadio lleno y tras estar varios años en Primera, y muy buenos, descendimos el 2012”.
El Mauro, que mira el pasto y añora jugar ojalá el último partido frente a Curicó Unido, lo que claramente parece imposible, dice que “estar fuera de tu casa ha sido lo más complejo. El 80% de los goles (108) los he convertido en La Portada, entonces me siento súper a gusto acá, que es como mi casa. Vengo jugando desde los 14 años en el Club Deportes y de los 9 en Santa Inés. Toda mi vida en La Serena y no haber jugado este último tiempo en La Portada ha sido un cambio bien grandote”.
Cuando salta la pregunta de quién ha sido el mejor de todos, Salazar no duda, pese a que reconoce que son varios, y nombra al Pelao Gustavo de Luca. “Era pendejo cuando iba al estadio y hacía muchos goles. La gente lo quería mucho, ya que era muy identificado con el club”. “Chanclinca” lo interrumpe. “Sí, hizo goles y fue importante, pero los mejores son Manfredini, “Chueco” López y Ermindo Ángel Onega”. Sí, le responde Salazar. “Claro que están dentro de la historia del club, lo propio Carlos Verdejo, a quien me hubiera encantado verlo jugar, pero vi muchos jugadores y de verdad que del que más me acuerdo, porque venía al estadio, era del “Pelao” de Luca”.
Y mientras “Chanclinca” disfruta con la pelota que facilitaron para la producción, Salazar aclara que “jugar un año más en este estadio sería bonito. Y quiero jugar y terminar bien en este estadio. Siempre me he sentido cómodo y con mucha confianza. Quiero que ojalá podamos tener un buen campeonato y poder pelear el ascenso. He realizado una larga carrera en La Serena, así que terminar mi carrera peleando el descenso no está en mis planes y no es la forma de retirarme. Quiero jugar un año más, pero la idea es hacerlo bien para irme tranquilo”.
Sobre el final, aparecen dos camisetas del granate. Salazar deja que “Chanclinca” la agarre primero. Los dos posan para las fotos y sonríen. Son de tiempos diferentes. Pero el fútbol es uno solo. Se nota al verlos… 4301iR 

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Fuente: diarioeldia.cl