En la feria del sector El Toqui en Las Compañías todavía se respira la tensión. Los cientos de trabajadores que laboran allí los días martes y domingos están conscientes de que lo que pasó el fin de semana, cuando un individuo atacó con un cuchillo de 15 centímetros a un Carabinero, luego que el funcionario policial intentara detenerlo por vender especies robadas, traerá consecuencias y los perjudica directamente a ellos, a quienes trabajan en la legalidad y cuentan con autorización municipal. De hecho, ven con preocupación el que Roberto Jacob, alcalde de La Serena, manifestara que a raíz de lo acontecido, revisará los permisos ya entregados.
Gilberto Aravena, feriante desde hace 8 años, fue testigo del incidente del domingo. Lo lamenta, pero es categórico en afirmas que aquello se veía venir. Acusa que existe poca o nula presencia policial y que la acción de los inspectores municipales no sería eficaz a la hora de fiscalizar que se instale gente que no está autorizada a comercializar especies. “En general es tranquilo, pero entre los que estamos autorizados, porque la gente que se coloca en el entorno de la feria es la que genera problemas, los coleros. Ellos aparecen de repente y nadie les dice nada”, asegura Aravena.
En la misma línea Marco Soto, otro trabajador, precisa que ellos, “los legales”, estarían “a merced” de los que se instalan de paso y asegura que éstos prácticamente se han tomado la feria. “Lo que pasó el domingo iba a pasar alguna vez. Aquí uno está expuesto a muchas cosas por culpa de esas personas. Yo te lo digo, el que vengan a reducir especies robadas aquí no es poco habitual, y claro, como la fuerza pública nunca actúa, ahora que lo hicieron pasa esto, que todos los amigos de la persona que iba a ser detenida se lanzaron contra el carabinero, que más encima andaba solo”, cuenta Soto.
MÁS RESGUARDO. “Por culpa de ellos nos meten a todos en el mismo saco”, dice Alex Guerrero, otro feriante, ofuscado y emplaza tanto al municipio como a las policías. “Mira, si aquí después de un hecho así, todos pueden decir muchas cosas, pero lo cierto es que aquí esto se podría evitar si los inspectores hicieran respetar los espacios que se utilizan y que Carabineros viniera más seguido, pero lo que ocurre es que sólo vienen en casos específicos y los inspectores hacen vista gorda, ven a los ilegales y no les dicen nada. Entonces, ¿cómo vas a pedir orden así?, ¿cómo vas a evitar que ocurran hechos como esta golpiza al carabinero?”, cuestiona.
CARABINEROS. Desde Carabineros, el comandante Francisco Opazo, asegura que lo descrito por los feriantes no sería efectivo y que ellos sí realizarían la vigilancia adecuada en las ferias libres y en las ferias de las pulgas, sin embargo, precisa que no pueden estar de punto fijo en estos lugares ya que existen otras situaciones que atender. “Nosotros hacemos la labor preventiva, pero hay cosas que no se pueden evitar, lamentablemente. En lo que tiene que ver con las ferias, no podemos estar ahí todo el día, pero sí estamos patrullando permanentemente y cuando recibimos alguna denuncia acudimos inmediatamente al lugar, como lo hicimos en este caso”, indica.
Consultado respecto a por qué no se fiscaliza para poder constatar si quienes están vendiendo tienen o no permiso o si lo que se está comercializando es una especie robada, precisa que no es su función específica y e insiste en que ellos actúan en caso de ser solicitados. “Lo que pasa es que nosotros tenemos que velar por la seguridad en todos los sectores, no podemos estar en todas partes, pero tratamos de cumplir con nuestro deber siempre, y te insisto, en ningún caso no nos hacemos cargo de la seguridad en las ferias”, sostuvo Opazo.
UNA POSIBLE SOLUCIÓN. ¿Y los inspectores municipales?, ¿por qué no actúan? Claro, ellos serían los responsables directos de cautelar el ordenamiento de las ferias, lo que sin embargo, en la práctica resulta imposible. Aquello lo admite el edil de La Serena Roberto Jacob. “Si agreden a un carabinero así, imagínate lo que le podrían hacer a un inspector municipal. Es cierto que ellos son los que tienen que ver los permisos y esas cosas, pero su vida está en riesgo”, puntualizó.
Está convencido de que la situación se salió de las manos y reconoce que muchas veces las ferias libres y las ferias de las pulgas se transforman “en tierra de nadie”, por lo que sólo habría una solución: sacarlas de la calle. “Si logramos tenerlas en recintos cerrados, donde exista un mayor control, podremos evitar situaciones como la que ocurrió con el carabinero. Hemos tenido reuniones con algunos sindicatos de feriantes y creo que esa sería la única salida, porque si los inspectores no pueden controlarlo y ahora ni siquiera están teniendo respeto por la autoridad policial es lo único que queda”, manifestó el edil.
Fuente: diarioeldia.cl